jueves, 24 de marzo de 2011

Dietas: ¿Poco y rico? o ¿Mucho y light?


Vivimos en tiempos de “Dietas”. No existen términos medios, los pacientes llegan  deseosos por escuchar una mejor dieta que la última que hicieron y no le funcionó. En general, el pedido es: “Doctora, necesito que me diga qué puedo comer y qué debo prohibir. Solamente bajo de peso cuando me controlan y me dicen qué es lo bueno y qué es lo malo, y sé que tengo que decorar mi heladera de “verde” con productos light, y hacer desaparecer por completo los chocolates, pizzas, así como encuentros con amigos o familiares donde me tiente”.
Tantos años  de dieta nos llevaron a la epidemia de obesidad que tenemos en la actualidad. Estamos acostumbrados a medir el éxito por la velocidad con que se pierde peso, pero sabemos que Un descenso de peso rápido solo nos aumenta las probabilidades de tener el conocido efecto “yo-yo”, donde los pacientes en 2 meses pierden 15 kg, y en menos de 6 meses los recuperan.
¿Cómo podemos cambiar la historia? La clave de un plan exitoso se basa en cambiar progresivamente los hábitos alimentarios, sin caer en el clásico “no puedo comer nada porque estoy a dieta”. La propuesta es armar un plan inteligente en base a los gustos de cada persona y aprender a COMER DE LO CALORICO, POCO Y CADA TANTO, disfrutando de ese placer de comer lo que nos gusta y que todos nos merecemos. La contracara es que muchas veces optamos por lo light, y nos excedemos en la cantidad por el solo hecho de ser light, seguramente no lograremos controlar lo que consumimos perdiendo de vista las cantidades.
Se trata de EMPEZAR A ELEGIR y a decidir según lo que estamos buscando… Comer sano no implica necesariamente comer  siempre lo mismo, la monotonía de la pechuga de pollo con ensalada o el almuerzo con yogurt y manzana como único camino para bajar de peso. Podemos ser creativos y variar nuestros platos, modificar los acompañamientos,  y especialmente utilizar los métodos de cocción más saludables: al vapor,  a la plancha, a la parrilla, al horno. Es fundamental  seleccionar  los nutrientes y ser cuidadosos con el aporte de grasas en la preparación  y lo que es aun más importante estar  atentos al tamaño  de  la porción.
Somos  PROTAGONISTAS de nuestros actos, dedicar 30-40’ a hacer ejercicio y  planificar nuestras comidas, disponiendo en la heladera y en la oficina de alimentos saludables, seleccionando un menú acorde en el restaurant y armando un ambiente seguro en el trabajo,  libre de galletitas o golosinas que nos incitan al picoteo. De esta manera,  estaremos optando por una mejor calidad de vida y finalmente lograr nuestro objetivo: controlar nuestras acciones, para que el resultado, bajar de peso, sea finalmente la consecuencia.

Diez costumbres para no caer en excesos en las salidas o en reuniones


Para evitar el sobrepeso, no sólo debe prestarse atención a lo que se come, sino también cómo. Aquí, 10 costumbres sanas que todos deberían adoptar a la hora de sentarnos a la mesa.

La alimentación sana no es sólo fibras, frutas, verduras y cero grasas. La manera en que se ingieren los alimentos también pude llevar a una mala alimentación. Estos son algunos de los hábitos que atentan contra el éxito de una dieta sana.
1. Comer lento
Comer apurado hasta sentirse lleno multiplica por tres los riesgos de sobrepeso. Al comer, la distensión gástrica es una de las primeras señales de saciedad. Se transmite por el sistema nervioso vegetativo hasta el hipotálamo, centro regulador que se encuentra en el cerebro. Si comemos rápido no le damos tiempo al estómago para que envíe la señal.
2. No comer “automáticamente”
Comer parados, mirando la tele o el monitor de la PC es perjudicial ya que no tenemos una conducta de orden y de disfrute, de respetar nuestras sensaciones de saciedad–hambre. Las consecuencias pueden ser varias: ingesta de alimentos de mala calidad nutricional, poca variedad, y el riesgo de comer de más y en forma insuficiente, al mismo tiempo.

3. No asumir una posición de “ataque” ante la comida

La actitud de batalla frente a la comida sólo favorece la velocidad, algo directamente relacionado con la saciedad. ¿Un consejo? Cada dos bocados apoyar el tenedor y el cuchillo a los lados del plato y masticar despacio. Así facilitaremos la saciedad y podremos tener un peso saludable.
4. Masticar mucho
Masticar adecuadamente los alimentos y no ‘tragar’, nos conecta primero con el sabor. Pero lo más importante: la masticación es el primer paso del proceso de digestión. Los alimentos deben llegar triturados al estómago para poder realizar adecuadamente el proceso de emulsión que le corresponde al estómago y de absorción en el intestino. Conviene tomarse 20 o 30 minutos para comer.
5. Servirse porciones chicas
Para una correcta alimentación las cantidades deben ser razonables, no abundantes. Para eso es aconsejable colocar en un plato playo todos los alimentos a consumir en dicha comida. Y luego, las frutas. Esta práctica genera un mayor control por parte de la persona en la ingesta de los alimentos y una menor transgresión después.
6. No repetir los platos
Una costumbre que va a contramano de lo que recomiendan los especialistas. Lo ideal para no repetir los platos es realizar un menú de cuatro comidas. Primero nos tomamos un buen plato de sopa, luego una abundante ensalada o vegetales hervidos. Esto genera es que la panza se nos llene. Después una buena porción de carne, y terminar la comida con una fruta o un buen plato de gelatina. Para asimilar mejor los alimentos, hay que quedarse sentado unos 15 minutos.
7. Beber mucho líquido
El 70% del cuerpo es agua, necesaria como diluyente y como vehículo para eliminar toxinas. Por eso es muy importante controlar adecuadamente este factor. Se debe ingerir líquido a lo largo del día. Pero mientras comemos no es recomendable ingerir grandes cantidades de agua ya que diluye el jugo gástrico. Lo mejor es tomar normalmente, sin sobreexigir.
8. No llevar fuentes a la mesa
Para combatir el descontrol alimentario o el “picoteo” lo mejor es armarse un “ambiente seguro”: crear un área donde no esté cerca lo que no podemos manejar por sabroso, porque no requiere esfuerzo preparar o lo que está listo para comerse. Si contamos con muchas unidades, terminaremos consumiendo más de lo que resulta saludable.
9. Retirar los platos antes de la sobremesa
La sobremesa también tiene que ver con respetar el tiempo adecuado de la alimentación. Si existe el buen hábito no importa si despejamos o no la mesa, pero en otros casos puede ayudar.
10. Quitar los alimentos tentadores a la vista
Un problema muy similar al del punto ocho. Se sugiere acomodar los alimentos en la heladera o alacena de tal manera que no queden a la vista.

viernes, 18 de marzo de 2011

Las mejores ideas para un desayuno saludable


La primera comida del día completa y balanceada favorece la concentración y el aprendizaje. Es importante en especial para los chicos, que están creciendo y formando sus hábitos alimentarios.

Durante la noche, mientras dormimos, nuestro metabolismo trabaja más lentamente. Para ponerse en marcha al comenzar el día, el cuerpo necesita acelerar su metabolismo con un "combustible": el desayuno. Elegir cereales u otros alimentos bajos en grasas y elevados en carbohidratos, ayuda a obtener los nutrientes esenciales, promueve una sensación de saciedad y disminuye el deseo de comer a media mañana.
En cambio, saltear la primera comida del día lleva a comer alimentos grasos en las horas siguientes, a media mañana y al mediodía. Esto suele sucederles a los niños que se van de casa con el estómago vacío y paran en el kiosco a comprar golosinas o chocolates.


Variar los alimentos
El desayuno no tiene por qué consistir en comidas convencionales. Puede incluir un sandwich de miga, tostadas, frutas frescas o secas, pero es importante mantener la regularidad. Nunca te olvides de desayunar bien antes de salir de casa!!!


Hay que hacerse de tiempo para desayunar....
Tal vez levantarse unos minutos antes de lo acostumbrado facilita la posibilidad de desayunar con la tranquilidad necesaria. También se puede dejar preparado desde la noche anterior todo lo posible para el desayuno. Si te falta tiempo, busca alternativas fáciles de preparar: un cartón individual de jugo de naranja y una banana grande o una barra de cereal, por ejemplo.


Más energía
El rendimiento escolar mejora con un desayuno de alta energía. Durante la noche bajan los porcentajes de azúcar en sangre, y los niveles muy bajos de azúcar en sangre se asocian con dificultades para memorizar, concentrarse y aprender. Desayunar eleva los niveles de azúcar en sangre y así ayuda al cuerpo a funcionar con mayor efectividad.
Existe también un vínculo entre el cociente intelectual y la ingesta de hierro. El desayuno es una buena oportunidad para consumir alimentos con hierro, como cereales fortificados o panes integrales. El jugo de naranja brinda vitamina C, necesaria para la absorción del hierro que proviene de fuentes vegetales.


Tomar líquidos
Comenzar el día deshidratado lleva a dificultades de concentración, dolores de cabeza e irritabilidad. Beber agua, jugos de frutas, leche, yogurt, etc.,  ayuda a comenzar el día bien hidratado. A partir de los dos años puede introducirse leche semidescremada, en tanto que la leche totalmente descremada no debe utilizarse hasta después de los 5 años de edad.


Alternativas ricas y sanas
 Té o café con leche, y tostadas con queso blanco o mozzarella y mermelada.
 Cocido con leche, y pan negro con queso de máquina o port salut.
 Té o café con leche, tostadas con poca cantidad de manteca y dulce de frutas o dulce de leche.
 1 vaso de leche sola, con cacao o esencia de vainilla o canela y galletitas de agua o integrales con queso y mermelada.
 1 taza de leche con mezcla de cereales y una fruta fresca. 
 Yogur con frutas o cereales  y una infusión. 
 Yogur bebible con vainillas.
 Jugo de frutas y un sandwich tostado de jamón y queso.
 Licuado de frutas con leche y un pancito con queso blanco.


 
Recuerda que...
 La leche, el yogur y el queso brindan calcio, importante para tener huesos y dientes sanos, y otros nutrientes esenciales.
 Los quesos magros aportan menos grasas.
 Es bueno instalar el hábito de usar muy poca cantidad de manteca o margarina (o reemplazarlas por queso blanco). 
 El pan integral otorga más saciedad.
 Los cereales son bajos en grasas y elevados en carbohidratos. Significan una fuente de energía para toda la mañana. Fortificados, brindan vitaminas B, hierro y zinc.
 La avena contiene fibra soluble que puede ayudar a reducir los niveles de colesterol sanguíneo.
 La banana es una buena fuente de carbohidratos y potasio. Otras frutas también suman vitaminas importantes.
 El kiwi otorga vitamina C en cantidad.
 Un vaso de jugo de naranja ó pomelo es una gran fuente de vitamina C y ayuda a fijar el hierro.

jueves, 17 de marzo de 2011

RECETAS RICAS Y LIVIANAS (ÑOQUIS DE PAPA Y ESPINACA CON SALSA DE TOMATITOS)


Ñoquis de papa y espinaca
Para los ñoquis
3 papas medianas
1 atado de espinaca
1 huevo
harina c/n

-Hervír las papas con cáscara partiendo de agua fría. Cocinar hasta que estén tiernas. Retirar del fuego y pelarlas sobre un chorro de agua fría. Hacerlas puré.
-Aparte, lavar las hojas de espinaca, blanquearlas (pasarlas por agua caliente por unos minutos). Escurrirlas bien (tratando de que queden la menor cantidad de agua posible) y luego procesarlas.
-Mezclar las espinacas con el puré, 1 huevo y sal y pimienta. Ir agregando de a poco harina a medida de que la masa lo necesite (tiene que llegar a un punto en que no nos peguemos las mano, no hay que pasarse de harina porque sino saldrán duros).
-Hacer tiras con la masa sobre una superficie limpia y enharinada, cortar, hacerles la forma con ñoquera (o un tenedor, si no tiene una) y cocinarlos en abundante agua hirviendo con sal, hasta que floten. Retirarlos y colocarlos en una fuente con los tomates cherry*

*Para los tomates cherry al oliva
750 grs. de tomates cherry
aceite de oliva, c/n
sal y pimienta, c/n

-Lavar los tomates cherry y colocarlos en una fuente con aceite de oliva y un poco de sal. Cocinar a horno fuerte por 40 minutos. Retirar del horno y rectificar sazón



Info nutricional: aporta hidratos de carbono, proteínas, grasas (omega 9) y fibra; vitaminas del grupo B y C; zinc, potasio, sodio, fósforo y hierro.
Calorías por porción: 250 kcal

miércoles, 16 de marzo de 2011

La correcta nutrición en los primeros años de vida es vital para el desarrollo futuro.


Lo cierto es que los alimentos son importantes siempre, pero los primeros pasos, la escuela y la adolescencia son tres etapas del crecimiento en las que hay que prestar especial atención. Aunque suene extraño, los más pequeños necesitan los mismos nutrientes que los adultos pero, obviamente, en cantidades diferentes.
También es esencial tener en cuenta que durante los primeros años de vida se incorporan los hábitos alimentarios, una etapa para que los chicos aprendan a elegir aquellos alimentos que ayuden a cumplir con una alimentación saludable.
Los primeros años. A esta edad los niños son como esponjas que absorben todo lo que los rodea, ya sea sonidos, aromas y sabores; es una etapa excelente para formar hábitos alimentarios saludables que favorecerán el desarrollo de un estilo de vida sano, reducirá el riesgo de obesidad, y de otras enfermedades crónicas en el futuro.
Los hidratos de carbono son la fuente de energía por excelencia. Los chicos requieren proteínas suficientes para sostener su crecimiento y para la producción de hormonas y enzimas que estimulan los procesos que realiza el organismo. Las grasas son indispensables por sus ácidos esenciales y como fuente de energía: se recomienda el uso de leche entera en niños menores de dos años, ya que aporta más grasa y calorías que la descremada. La grasa láctea es también fuente de colesterol, necesario para el correcto desarrollo del sistema nervioso.



Luego de los dos años, cualquier tipo de leche es adecuada, aunque se podrán consumir aquellas que están parcialmente descremadas.



Pese a que dejaron de ser bebés, los niños más pequeños no están todavía preparados para las mismas porciones de un adulto: las de un chico deben ser entre 1/4 a 1/3 del tamaño de la porción adulta (calcular una cucharada sopera de comida por cada año de vida).
Por cierto, no es conveniente obligar al chico a dejar el plato vacío. De ser así, no se preocupe ya que las fluctuaciones del apetito son normales. Generalmente éste decrece luego del primer año de vida y a medida que la velocidad de crecimiento es menor. La sobrealimentación puede causar obesidad en el futuro.
Lo ideal es que las comidas se realicen a la misma hora todos los días para que el niño no coma en cualquier momento. Al tener una capacidad del estómago más limitada, los chicos más pequeños pueden necesitar unas cinco o seis comidas por día. 

En la escuela. Es recomendable ofrecerle muchos alimentos diferentes que provean los nutrientes esenciales, y  prepararlos para la demanda que implica el crecimiento en la adolescencia. Los padres deben tener presente que los niños aprenden al observar  a otras personas, por eso es ideal elegir comidas nutritivas que sirvan de ejemplo.
Los niños entre 6 y 12 años crecen en promedio cinco centímetros por año, lo que representa una ganancia de peso de 2,5 kg. La energía necesaria en los niños de edad escolar varía según la tasa de crecimiento, el nivel de actividad física y el tamaño corporal, en general son entre 1.800 a 2.000 calorías diarias.
Por último, la actividad física regular es muy importante. La epidemia de sobrepeso se origina, entre otras razones, a causa del sedentarismo provocado por las horas que pasan frente al televisor y computadora. 

En la adolescencia. Es la segunda etapa de mayor crecimiento en la vida. Incluso cuando ya se ha alcanzado la altura adulta, los cuerpos de los adolescentes todavía continúan desarrollándose. Aunque el crecimiento está más relacionado con los genes que con lo que se consume, una alimentación saludable permite alcanzar el máximo potencial de ese crecimiento. Por ejemplo, los adolescentes necesitan calcio para que los huesos crezcan; proteínas, para los músculos; glúcidos y grasas, para energía; y vitaminas y minerales.



Tanto la energía como los nutrientes deben incrementarse para sentar las bases para una adultez saludable.



Los varones adolescentes necesitan consumir alrededor de 2.500 calorías diarias si tienen entre 11 y 14 años, y 2.800 calorías si tienen entre 15 y 18 años. En cambio, las mujeres deben consumir 2.200 calorías diarias si tienen entre 11 y 18 años.
Debido a que los adolescentes necesitan más energía, es vital que consuman más porciones de los diferen- tes grupos de alimentos; dichas calorías extras deben provenir de alimentos ricos en hidratos de carbono, complejos como panes y cereales integrales. También cereales listos para el desayuno sin agregado de azúcar y con fibras; legumbres tales como lentejas, porotos, arvejas, milanesas de soja, vegetales feculentos como papa, batata y choclo, en mayor proporción que grasas y azúcares.
Generalmente, faltan dos nutrientes en las elecciones de los adolescentes: el calcio y el hierro. Esto se debe a una incorrecta selección de alimentos o por la falta de lácteos. Casi la mitad de la masa ósea de un adulto se forma durante la adolescencia. Desde los 9 a los 18 años es recomendable tres a cuatro porciones diarias de alimentos con calcio; la recomendación diaria es de 1.300 mg. (un vaso de leche de 240 cc tiene 300 mg de calcio).
A través de elecciones saludables, los padres pueden asegurarse una buena nutrición para estos cuerpos en pleno desarrollo y crecimiento.


El desayuno
Es la comida más importante del día ya que aporta la energía necesaria para poner en marcha el organismo al despertarse. Varios estudios han comprobado que aquellos chicos que saltean el desayuno tienen más dificultad en el aprendizaje, menor rendimiento escolar y mayor irritabilidad. Por eso, les recomiendo algunas opciones:

Edad de 1 a 2 años
l Licuado de durazno con leche entera y copos de maíz azucarado;
l Leche entera endulzada con baybiscuit o vainillas;
l Licuado de yogur entero con banana.

Edad de 3 a 5 años
l Yogur entero con frutas, 1 pancito con fiambre desgrasado y queso fresco;
l 1 vaso de leche entera sola o chocolatada y tostadas con manteca y dulce de leche;
l Licuado de banana con leche y azúcar, 1 pancito o una porción de bizcochuelo.

Escolares
l 1 bol de cereales con yogur y frutas frescas, tostadas con queso derretido;
l 1 taza de leche con infusión suave y azúcar, pan con mermelada o dulce de leche o queso;
l 1 vaso de jugo de naranja exprimido con un sándwich tostado de queso y tomate.

Adolescentes
l 1 vaso de jugo de naranja, 1 pote de yogur con cereales y 2 rebanadas de pan con queso;
l 1 bol de ensalada de fruta con yogur y puñado de frutas secas;
l 1 taza de leche con infusión suave y azúcar, 1 porción de bizcochuelo o pan con dulce.

martes, 15 de marzo de 2011

Cómo darle continuidad al cuidado de la alimentación


Es necesario manejar cierta flexibilidad, permitirse gratificaciones sin que ello implique el abandono total del cuidado, sabiendo que es un gusto y que en la próxima ingesta todo volverá a la normalidad.

Cuando se toma la decisión de llevar adelante una alimentación saludable, ya sea para bajar de peso, para controlar la presión arterial, el nivel de colesterol sanguíneo o simplemente para comer sano, la persona se programa para evitar terminantemente algunos alimentos.


Pero la vida social, los festejos, son importantes, y no es recomendable dejar de hacerlos por las comidas. Es necesario manejar cierta flexibilidad, permitirse gratificaciones sin que ello implique el abandono total del cuidado, sabiendo que es una y que en la próxima ingesta todo volverá a la normalidad.

Cuando este tipo de situaciones se repite por festejos con diferentes grupos, familia, trabajo, amigos, al aumentar la ingesta calórica debemos también aumentar el gasto calórico mediante el movimiento (caminatas, bicicleta, natación, baile, etcétera) y así evitar la fluctuación en el peso, en la presión arterial o en el colesterol, logrando un equilibrio.

Veamos algunas recomendaciones para evitar el descontrol en momentos de tentaciones:

  • Coma algo antes de salir a comer o de ir al evento: una ensalada, sopa, un yogurt descremado, una fruta, una barra de cereal, dependiendo de la hora y lugar donde se encuentre.

  • Pida una ensalada o sírvase del salad bar, en el caso que exista, mientras llega su plato principal, pudiéndo evitar el pan.

  • Evite pedir preparaciones muy elaboradas con salsas, frituras y cremas; elija parrilla, grillados, wok.

  • Nunca llegue a sentarse a la mesa con mucho apetito.

  • Tome mucho líquido mientras espera su comida: agua, agua saborizada, gaseosas o jugos light.

  • Coma lentamente, masticando bien cada bocado antes de tragar.

  • Coma un plato de frutas o ensalada de frutas como postre si el plato principal no logró saciarlo.
  • No agregue grasas a las comidas, como mayonesa, manteca o queso rallado.

  • Coma pausadamente, masticando bien y apoyando los cubiertos entre cada bocado.

  • No agregue más sal a su plato de la que trae en el alimento elaborado.

Y no lo olvide: si las cosas no salieron como lo esperaba, aumente el movimiento; un buen parque, plaza,  o club, lo espera. El movimiento al aire libre lo hará sentir muy bien y se olvidará de sus errores.

sábado, 12 de marzo de 2011

Cuando lo que comemos genera adicción

Tortas, galletitas dulces, frituras, helado y comida chatarra forman parte de una larga lista de las llamadas carbograsas y proteograsas. Un especialista explicó que "son de alto poder estimulante al paladar y generan adicción por la liberación de endorfinas que provocan".

Quien no haya comido una papa frita sin sentir que hasta el final del paquete no podía parar, que tire la primera piedra.

Es que los snacks son uno de los muchos alimentos de los que, por menos conocimientos que alguien posea de nutrición, podrá decir que "tienen algo que hace que no se los pueda dejar de comer".

Si bien no puede hablarse de una adicción al nivel de la que se produce frente a sustancias tóxicas, su impacto no deja de ser importante en el organismo.

Para saber por qué la voluntad parece no tener nada que hacer frente a un pote de dulce de leche, Infobae.com consultó al doctor Rubén Salcedo (MP 17.181), quien es médico Internista especializado en Obesidad y director médico adjunto de Sanatorio Diquecito.

¿Hay alimentos adictivos?
Sí, los industrializados especialmente. La naturaleza no produce alimentos adictivos, sino que es la industrialización la que logró generar alimentos que generan un fuerte estímulo a nivel gustativo, y eso es precisamente lo que produce una conducta adictiva posterior.

¿Qué causa el fenómeno?
Los alimentos adictivos son los que tienen un alto tenor de carbograsas. Éstos producen mediadores neuroquímicos similares a los de la morfina. Los mediadores derivados de los lácteos, por ejemplo, se llaman "lactorfinas". Éstos son ni más ni menos que morfinas
derivadas de la caseína de la leche.

La comida es el primer antidepresivo que encontró el ser humano ante situaciones angustiantes. Quién no conoce el dicho "panza llena, corazón contento", que ejemplifica esto que estamos diciendo.

Esto se da porque las carbograsas presentes en estos alimentos adictivos estimulan la liberación de morfinas endógenas, las que hacen que las personas se sientan reconfortadas después de una buena comida.

Por carbograsas se entiende a la presencia de hidratos de carbono mezclados con algún tipo de grasa, generalmente saturada. También pueden ser proteograsas, como es el caso de la carne, es decir proteína combinada con grasa. No es lo mismo comer un bife de lomo que un bife de chorizo. El bife de lomo es rico en proteínas pero el bife de chorizo tiene además grasa de manera significativa.

En el caso de los helados, por ejemplo, no es lo mismo comer frutilla al agua que frutilla a la crema. Habitualmente los helados más ricos son los que tienen más crema de leche. Igualmente sucede cuando se come algo salado de alto tenor graso: no es lo mismo comer papa hervida salada que papa frita salada.

¿Por qué producen compulsión a consumirlos?
La compulsión está dada justamente por la presencia de estos componentes carbograsos. Cuando alguien dice que le gusta el dulce de leche, en realidad no es simplemente lo dulce lo que le gusta, porque no es lo mismo comer miel que dulce de leche. Es difícil que me coma un kilo de miel y que tenga un atracón. Pero sí me puedo dar un atracón de dulce de leche, por lo que éste genera a nivel endorfinas.

¿A quiénes afecta más?
A nivel del hipotálamo (el centro regulador del apetito) es donde se produce la modulación de la ingesta de comida. En las mujeres es mediada por sustancias químicas que son elevadas a partir de las carbograsas. En los hombres es mediada por las proteograsas.

Estas sustancias elevarn la serotonina (cada producto por su lado), que es la molécula química que modula el estímulo del apetito en el cerebro a nivel del hipotálamo.

Por esto es, en general, que las mujeres gustan más de los productos dulces con grasa (dulce de leche, helado, bombones, etc) y el hombre de las comidas saladas con grasa (choripán, asado, maní, papas fritas, etcétera). Pero esta predilección por la comida se puede dar en "viceversa"b en menor proporción.

En general, el sexo femenino tiende a comer más las carbograsas dulces. Los hombres, en cambio, suelen sufrir adicción a las proteograsas saladas. Eso se explica en la constitución química del cerebro.

¿Cuáles son estos alimentos?
La lista es muy larga, pero los siguientes son algunos de los alimentos que más adicción producen:

Dulces: tortas (pastafrola, mil hojas), galletitas dulces de alto tenor graso, masitas secas, bocaditos de copetín, chocolate dulce (no el amargo, que no es muy adictivo), bombones, el helado en general (a la crema).

Salado: todos los fritos (papa frita, huevo frito y empanadas a la cabeza), comidas rápidas ("chatarra"), pizzas, copetín (chizitos, nachos), asado muy grasoso (especialmente las achuras porque son de alto contenido graso y tienen poca proteína).

Cuando uno come un asado, en término medio, está consumiendo unas 3 mil calorías en una sola ingesta, siendo que un varón promedio necesita por día 2 mil calorías para un peso sano, mientras una mujer necesita 1.800.

* Las empanadas fritas, en tanto, tienen 400 calorías cada una.
* El vacío gordo, cada 100 gramos, tiene 615 calorías, sin contar el acompañamiento.
* Una porción de papas fritas bastón, tiene 545 calorías.
* Un balde grande de pochoclo, o popcorn, tiene 1.300 calorías
* Una hamburguesa doble cuarto de libra tiene 1.400, sin contar las papas.

Todos estos alimentos, que son de alto poder estimulante al paladar, tienen esa capacidad de producir adicción por la liberación de endorfinas. El gran problema es que, si uno estimula el cerebro todos los días, después de un tiempo, en caso de cortarse esta generación de endorfinas la persona empieza a tener la conducta de compulsión, es decir la necesidad de generarlas a través de alimentos que tengan esa capacidad.

Es allí cuando ocurre lo mismo que cuando uno deja de fumar y después de un tiempo da una pitada: la recaída es casi inevitable. Por eso es importante no exponerse.

En definitiva, todo alimento que estimule la liberación de endorfina tiene capacidad adictiva.

¿Hay manera de impedir la compulsión o la única "prevención" es no comer esos alimentos?
Insisto en que esto es como el tabaco: la única manera de no tener más ganas de fumar es no exponerse. Es un error cuando el que deja de fumar se guarda un paquete de cigarrillo por si alguna vez le da un ataque.

Entonces, haciendo un paralelismo, lo bueno es no exponerse directamente a los alimentos de alto tenor graso. Si uno desea, es preferible tener siempre a mano una barrita de chocolate amargo, si le gusta lo dulce. Cuando uno sabe que le está por venir el deseo de comer, hay que anticiparse mediante la ingesta de estas alternativas no adictivas. Al que le gusta lo salado, que haga lo mismo con una porción de queso magro, pero siempre antes de que llegue el ataque de hambre, porque una vez que se dio ya no se lo puede parar.

Lo otro que es importante tener en cuenta es que la persona no debe esperar a tener hambre, sino comer con apetito.

En medicina nutricional es muy importante trazar la diferencia entre hambre y apetito: el hambre se hace manifiesto cuando alguien pasa más de cuatro horas sin comer, y es muy difícil de frenar. El apetito, en cambio, es discriminativo, o sea, la persona es capaz de no comer cualquier cosa sino que su cabeza puede decidir qué comer.

Si al hambre se le suma la compulsión, no se frena con nada. En cambio, el apetito se soluciona mucho más fácil. Por eso es clave no pasar más de cuatro horas sin comer.
Fuente: Infobae.com