viernes, 12 de agosto de 2011

Dietas: pasar hambre y dejar de lado el placer no sirve (Por la Dra. Mónica Katz)


¿Es posible un peso saludable sin la sombra del peso ideal? Se pregunta la autora del prestigioso libro "No dieta" y explica de qué modo cambiar hábitos para mantener un buen peso sin pasar hambre ni sacar del menú todo aquello que nos gusta. 
Tras más de un siglo de dietas presenciamos una epidemia de obesidad, sobrepeso y cinturas "gordas", lo cual preocupa por su asociación a mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Frente a ello, lo recurrente es "hambrear" a la gente con dietas muy bajas en calorías, poco placenteras y nada sostenibles en el tiempo.
Resultado: fracasos, abandonos y más obesidad. Es imprescindible frente a esta realidad contar con nuevas ideas frente a los viejos errores. Les propongo repasarlos e intentar la aventura de bajar de peso y mantenerlo para siempre con simples pasos.

1) Alimentate bien.
Uno de los principios básicos es incluir alimentos de cada grupo, si bien muchos poseen mala "prensa" , la ciencia los ha rehabilitado:
Hidratos de carbono o harinas: Elegir los cereales enteros o integrales: son aquellos que conservan las tres partes del cereal (el salvado, el endospermo y el germen). En general consumimos harinas refinadas a las que la molienda les ha quitado todos los componentes salvo el endospermo (con la consecuente pérdida de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, prebióticos, en fin, un "paquete" único de salud). A su vez, utilizar los que poseen bajo índice glucémico, es decir los que al ingerirlos se absorben y degradan lentamente. Incluir alimentos con almidón resistente (papa cocida con cáscara y enfriada o spaguetti al dente), que no pueda ser degradado por las enzimas presentes en el intestino humano. De esta forma podemos comerlos sin quedarnos con las calorías que estos poseen.
Frutas y verduras: consumiendo por lo menos 5 porciones de este grupo, prevenimos obesidad, diabetes y cáncer. Proporcionan volumen a nuestro menú y nos dan saciedad.
Lácteos: Una de las carencias más extendidas en el mundo es la de calcio, producto del reemplazo de la leche por jugos y gaseosas y por la ausencia del hábito de desayuno. Se ha comprobado que la leche, y particularmente la descremada, posee múltiples elementos que la tornan un excelente complemento para adelgazar.
Proteínas: Lamentablemente desde "la era del colesterol", muchos eliminan o reducen este grupo de alimentos, pues la asocian con el hecho de poseer exceso de grasa. Sin embargo, las proteínas de las carnes son excelentes para realizar un plan de adelgazamiento sustentable por varios motivos: son muy saciógenas e incrementan el gasto metabólico corporal (el organismo invierte combustible para degradarlas y, así, de lo ingerido nos queda sólo un 60% aproximadamente). Grasas: Son tradicionalmente "el enemigo". Sin embargo, son absolutamente necesarias y si sabemos seleccionar las mejores. Las llamadas saturadas o animales y las trans-hidrogenadas derivadas de aceites vegetales- son las que deben ser controladas. Pero las omega 3, presentes en los pescados y en semillas de lino o chia, poseen propiedades sorprendentes (antidiabetes, antidepresivas, anti arritmias cardíacas, anti cáncer). Además, ayudan en el descenso de peso.

2) Respetá la frecuencia de comidas
El cuerpo humano es un transformador de energía: si no comemos, la ahorrará porque interpretará que no disponemos de ella. Si funcionamos en modo "ahorro", sólo lograremos rebotar y subir rápidamente de peso. Lo que se debe hacer es comer regularmente, hacer cuatro comidas. Muchos programas de adelgazamiento proponen colaciones entre comidas: es contraproducente siempre que no tengamos hambre --es decir, necesidad de combustible--, pues agregamos, sin necesidad, calorías a nuestro menú diario.

3) Aprendé a armar un ambiente "seguro"
Los humanos somos "completadores". ¿Qué significa ésto? Que percibimos un "todo", un objeto en su totalidad, y hasta que no lo terminamos completamente, no lo podemos olvidar. El todo de una bolsa de confites MM será todo el paquete: nuestro cerebro no se detendrá hasta acabarlo. Lo mismo sucede con el paquete de galletitas o el kilo de helado. La idea moderna no es controlar la cantidad de ese alimento una vez que tenemos delante el paquete: es, por el contrario, armar un ambiente seguro: si algo no lo podemos manejar porque nos gusta demasiado, lo comemos en la confitería, en el bar o, de lo contrario, compramos sólo una unidad, que empiece y termine.

4) Identificá los disparadores
Los humanos estamos expuestos a disparadores de descontrol alimentario que están en nuestro medio ambiente habitual. Y también existen disparadores internos, emocionales, que nos hacen comer sin hambre. Por ello, debemos aprender a percibir cuáles son y a comer sólo por hambre "real".
En casa, las fuentes; en el restaurante, la panera; en el trabajo, la máquina expendedora... Todo nos estimula a comer. Elimine, dentro de lo posible, estas señales disparadoras de descontrol o picoteo.
Además, están los disparadores emocionales: los humanos poseemos una zona de comodidad emocional, neutra. Sin embargo, la vida transcurre, en general, fuera de esta zona y, entonces, hacemos uso de la comida para volver a nuestra zona "cómoda". En realidad, no queremos comida, deseamos neutralidad psíquica. Quizás bajar y mantener un peso saludable es afrontar la vida, aún fuera de nuestra zona cómoda, sin recurrir a la comida toda vez que no registremos hambre real.

5) Jerarquizá el placer
Una de las funciones del alimento es brindar placer. Sin embargo, producto de tanto "dietismo", la comida se ha transformado en nuestro enemigo, en un elemento prohibido, lo cual la vuelve generadora de deseo y descontrol. Devolvamos al alimento a sus fuentes --nutrición y placer-- legalizando nuestros alimentos preferidos: si los volvemos cotidianos, podremos bajar el deseo por ellos.
Regla práctica: preguntate qué alimento no podría faltar en tu menú habitual si desearas bajar peso, si no fueras diabética o cardíaca. De esa lista, proponete administrarte una dosis pequeña diaria, legalmente, sin culpas. Si te parece poco, si te resulta escaso, pensá: ¡¡no será mi última cena!!

Fuente: Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición, responsable del sitio Fat-Fit.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Lactancia materna la mejor opción


El alimento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los primeros 6 meses de vida del lactante, es la Leche Materna en forma exclusiva, esto significa que solo se lo debe alimentar con leche materna y que no tiene que recibir ningún otro alimento o líquido a no ser un medicamento o vitaminas o minerales recetados por el personal de salud.
Se aconseja que la Lactancia Materna se continúe hasta los dos años de vida o más tiempo, realizando la introducción de otros alimentos a los 6 meses (Asamblea Mundial de la Salud N° 55. Estrategia Mundial para la alimentación del lactante y del niño pequeño. Ginebra, 2002).
La leche humana es la mejor opción para alimentar al lactante debido a su calidad, cantidad y biodisponibilidad de nutrientes. La composición de la leche materna se adapta a las necesidades del niño/a, que varían durante el proceso de crecimiento y desarrollo.
La leche materna es un fluido vivo que aporta los nutrientes necesarios para una óptima nutrición del lactante, y además contiene factores inmunológicos, anticuerpos, antiinflamatorios, factores de crecimiento, enzimas y hormonas.
Los principales componentes nutricionales de la leche humana son: agua, glúcidos, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. El contenido de nutrientes de la leche materna difiere con el de la leche de vaca, ya que la leche materna promedialmente posee mayor cantidad de lactosa y menor cantidad de proteínas y minerales, esto responde a las necesidades nutricionales del lactante que son diferentes a la de otros mamíferos.

Comparación de la Leche Humana y la Leche
de Vaca en 100cc
Componentes
Leche materna
Leche de Vaca
Agua %
88
88
Energía kcal
70
69
Lactosa g
7.3
4.8
Proteínas g
0.9
3.3
IgA g
0.14
0.003
Grasas g
4.2
3.8
Hierro mcg
100
70
Calcio mg
35
130
Fuente: Lawrence R.A: Breastfeeding. A guide for medical profession.1989


VENTAJAS DE LA LACTANCIA MATERNA

En relación con el lactante:
-Satisface sus necesidades nutricionales, lográndose en estos un crecimiento y desarrollo normal.
-Posee factores inmunológicos que lo defienden contra enfermedades. La leche materna contiene suficiente IgA que protege al niño/a, estimulando en este la capacidad de producirla.
-La succión que realiza el lactante estimula un adecuado desarrollo dentomaxilar y facial.
-Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, la galactosa proveniente de la lactosa de la leche humana y el estímulo del amamantamiento, favorecen el desarrollo del sistema nervioso del niño/a y su desarrollo psicomotor.
-Promueve el vínculo madre-hijo.

Para la madre:
-La producción de ocitocina (gracias al estímulo de succión realizado inmediatamente después del parto por el lactante), actúa sobre el útero logrando la contracción de este, evitando así el sangrado y lo reduce a su tamaño previo.
-Previene el cáncer de mama y de ovarios.

Con respecto a la familia, sociedad y medio ambiente:
-Permite un ahorro de recursos en la familia y en la sociedad.
-No
genera desechos ni contaminación

 

martes, 9 de agosto de 2011

MITOS Y VERDADES SOBRE EL POLLO:




¿Cuáles son sus propiedades nutricionales?
Una alimentación saludable es fundamental para proteger la salud y prevenir
enfermedades. La carne de pollo forma parte de la misma contando con nutrientes
necesarios para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento de nuestro organismo
tales como:
*Proteínas de excelente calidad: tan indispensables para todos y en mayor cantidad
son necesarias durante etapas en las cuales los requerimientos de proteínas se
encuentran aumentados (niños, adolescentes, mujeres embarazadas y madres
lactantes así como también deportistas).
*Amplia variedad de vitaminas y minerales
*Predominio de grasas insaturadas las cuales ayudan a proteger la salud del corazón.
Como la mayor parte de sus grasas se remueven fácilmente, resulta una carne con bajo
valor calórico y la pechuga en particular, es uno de las cortes de carnes más magros
disponibles en el mercado, siendo además el tejido muscular que predomina en el
pollo.
Circula alrededor de este alimento tan sano y nutritivo un mito que ha estado y aún
está en la creencia de algunas personas y profesionales y que esta nota intentará
explicar. Desde el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP) le
acercamos un informe completo elaborado por el Centro de Empresas Procesadoras
Avícolas (CEPA) sobre el mito de las hormonas.

¿COMO SE CREÓ EL MITO DE LAS HORMONAS EN LA ALIMENTACIÓN DE LOS
POLLOS?
No existe en el mundo hormona de crecimiento de pollo en forma comercial y ninguna
otra hormona puede hacer crecer un pollo.
La hormona de crecimiento del pollo es específica, producida por el propio pollo, solo
puede hacer crecer a los pollos y no tiene ningún efecto sobre el ser humano, ni sobre
ninguna otra especie. Las otras hormonas de las que tanto los profesionales como la
gente sospechan son los estrógenos o cualquier hormona que pueda afectar el normal
desarrollo sexual.
El pollo de hoy en día tiene un período de crianza muy corto, de alrededor de 50 días,
logrando un crecimiento superior a los 50 gramos diarios, con un peso promedio a la
faena de 2.600 gramos y un consumo de alimento aproximado de 5.200 gramos. Estos
resultados son el fruto de un intenso programa de selección aplicado por las líneas
genéticas a sus pies de cría y a sus abuelos, para obtener líneas de reproductores
capaces de transferirles a su descendencia, los pollos parrilleros, ese extraordinario
“vigor híbrido”.

EL MITO
Existe un mito muy arraigado en el acerbo popular respecto del uso de hormonas en la
producción avícola.
Suponemos que el origen del mito de las hormonas y el pollo, está relacionado con un
hecho ocurrido en la década del 50, diez años antes del comienzo de la avícola
industrial.
En aquellos años se usó en Europa un estrógeno sintético denominado DES, cuya
finalidad era “caponizar” hormonalmente los pollos machos, para obtener un mayor
engorde y una carne más tierna (a las hembras se las destinaba a producir huevos).
Este estrógeno sintético se aplicó en varias especies y en avicultura se utilizó en gallitos
de más de cien días de edad, que en aquel tiempo y a esa edad no pesaban más de
1,700 kg.
Fue una alternativa a la castración quirúrgica que se efectuaba ocasionalmente para
lograr aves de 3 kg. en 6 meses y carne relativamente tierna. Se lo aplicaba como un
implante en el cogote y la ingestión de los mismos con residuos de esta hormona
sintética, dio origen a un caso aislado de ginecomastia que tuvo difusión en textos de
medicina.
Aunque ocurrió hace 50 años, la historia se popularizó y aflora esporádicamente,
basada principalmente en el desconocimiento de cómo se crían, alimentan y qué base
genética tienen los pollos hoy.
La razón por la cual no se usan hormonas ni anabólicos en producción avícola, es
sencillamente porque no funcionan en los pollos que desarrolló la avicultura industrial,
dotados de una extraordinaria capacidad de crecimiento, producto de los programas
de selección.

EN CONCLUSIÓN:
TODO EL MUNDO PUEDE CONSUMIR POLLO CON ABSOLUTA GARANTÍA Y
TRANQUILIDAD.
NO TIENEN NINGUNA HORMONA AGREGADA DE NINGÚN TIPO
Solo deben asegurarse que los pollos tengan la identificación del productor
responsable y el número oficial de habilitación del establecimiento por SENASA,
información que encontrará en la bolsa que lo contiene.

Fuente: www.aadynd.org.ar

COMER MÁS SANO NO ES COMER MÁS CARO


La clave de una buena alimentación reside en conjugar numerosos factores entre los que están
la elección de alimentos saludables, que estos estén disponibles, que satisfagan nuestras
necesidades psicosociales y culturales, y que su precio sea acorde a las posibilidades
económicas del consumidor.

Para cumplir con este último debemos crear hábitos de consumo racionales y no compulsivos,
que llevarán consigo un ahorro sustancial del gasto dedicado a la compra de alimentos.

A continuación se detallan algunos puntos para cumplir nuestro objetivo: lograr una
alimentación saludable al menor precio posible.

1) TENER UNA ALACENA COMPLETA CON PRODUCTOS NO PERECEDEROS que nos faciliten
la tarea diaria a la hora de cocinar. En la misma no deben faltar arroz, fideos de
diferentes clases, azúcar, harina, especias variadas, polenta, galletas, yerba y/o te,
aceite, latas de conserva de tomate, arvejas y choclo, y pescados enlatados (jurel,
atún, caballa o sardinas).
Al momento de la compra debemos aprovechar las ofertas para reponer los alimentos
no perecederos que pueden encontrarse con rebajas de hasta el 30%. Aún cuando los
enlatados y conservas suelen contar con más de 6 meses de vida útil, es recomendable
observar siempre las fechas de caducidad para evitar sorpresas.
El orden y la organización en la alacena es esencial si queremos aprovechar los
alimentos en ella; lo peor para nuestro bolsillo es tirar los que se han vencido por ser
desordenados.
Además debemos contar con un lugar seco, fresco y oscuro para almacenar las
verduras más resistentes como la papa, batata, cebollas, ajo y zapallo.
Si disponemos de una despensa completa y organizada podremos preparar comidas
más económicas y muy variadas.

2) NO COMPRAR ALIMENTOS PREPARADOS, aún cuando ahorramos tiempo en la cocina
ya que suelen tener un costo muy elevado en relación a los ingredientes que los
componen. Por ejemplo, las salsas enlatadas en sus distintos sabores solamente nos
sirven para una comida específica como pastas con “fileto”. Si en cambio compramos
una lata de conserva de tomate o un puré de tomates en tetrabrik, las opciones son
múltiples con agregar unos pocos ingredientes extra. Así se obtienen opciones como:
salsa fileto, portuguesa, bolognesa, con albahaca, para pizzas, con ajo, entre otras.
Lo mismo ocurre en el caso de las pizzas congeladas que pueden ser reemplazadas por
una prepizza o una pizza casera a la que le agregamos los ingredientes que elijamos y
tengamos disponibles.
De esta manera ahorramos dinero, contamos con los ingredientes necesarios para las
más variadas comidas y únicamente invertimos unos minutos más en la cocina.

3) COMER FUERA DE CASA solo en ocasiones especiales. La comida es un acto social que
nos permite aprovechar el momento para el encuentro y diálogo con otros. Compartir
los alimentos con otros ha sido -a lo largo de la historia- una actividad humana con
múltiples significados. Uno de ellos es el de dar y recibir afectos, sentirse valiosos para
los demás y encontrar otra manera de comunicarse.
Pero por qué no encontrarnos para tomar un café antes o después de una comida
casera, o tomar un helado con amigos. Solo nos costará una fracción del precio de una
cena completa fuera de casa y será igual de divertido.

4) LOS ENVASES TÉRMICOS son una gran solución al momento de las comidas en el
horario de trabajo ya que es comida casera más económica que la comprada en un
local, fue preparada a nuestro gusto y evitamos desechar los sobrantes de la cena del
día anterior.
A la hora del almuerzo existen muchas opciones para llevar desde nuestra casa y más
aún si contamos con una heladera y/o un microondas en nuestro lugar de trabajo.
Cuando no pudimos preveer la comida durante el día anterior, es prudente buscar
locales cercanos a colegios o universidades; suelen ofrecer menús más económicos y la
rotación de los mismos es elevada.

5) ORGANIZARSE AL MOMENTO DE COCINAR y aprovechar la ocasión para preparar
varios platos al mismo tiempo que nos facilitarán la tarea semanal. Por ejemplo
preparar una mayor cantidad de salsa de tomates con verduras que podremos
acompañar con alguna carne, fideos, pastas rellenas, arroz blanco, albóndigas o
milanesas, entre otras. De la misma forma los fideos del almuerzo del sábado pueden
saltearse con huevo para la cena del día domingo.
No siempre es conveniente cocinar en exceso aunque en ocasiones una porción extra
en alguna comida nos servirá como acompañamiento al día siguiente.

6) APROVECHAR LOS ALIMENTOS AL MÁXIMO al momento de la compra y de la cocina.
Algunas ideas sencillas son comprar las remolachas con sus hojas y cocinar estas
últimas junto con acelga y/o espinaca para preparar tartas, budines y croquetas;
aprovechar los tallos verdes del puerro y la cebolla de verdeo para revueltos de
verduras o guisos; utilizar las frutas que están muy maduras para preparar licuados,
compotas y purés antes de desecharlas; preparar nuevos platos con las sobras de otros
que resultarán tan nutritivos como los originales (croquetas, tortillas, salpicones,
ensaladas, rellenos, sándwiches, etc.)

7) EL FREEZER COMO ALIADO, nos permite congelar los restos de comida preparada
logrando un ahorro nada despreciable y tener comida para salir de un apuro. Además
podemos preparar cantidades extra de algunas comidas con el objetivo de congelarlas
pudiendo ser cocinadas varias semanas después (milanesas, empanadas, tartas).
Aún así debemos llevar un estricto control sobre las fechas de congelado y de
posterior vencimiento para no derrochar comida congelada. Es conveniente etiquetar
las bolsas y envases para freezer con las fechas correspondientes.

8) APRENDER A COCINAR Y DESARROLLAR LA INVENTIVA
El mejorar nuestras técnicas de cocina aumenta el rendimiento de lo que preparamos y evita derroches innecesarios. Como primer paso podemos buscar nuevas recetas en revistas, libros y páginas de internet que incluya alimentos económicos; con el tiempo podremos
desarrollar nuestras propias ideas.

9) “VOLVER A LAS RAÍCES”, si usted cuenta con un espacio de tierra en el patio de su casa
puede comenzar su propia huerta que lo abastecerá de distintos productos durante
todo el año. Si además cuenta con suficiente espacio y lo permiten las normas
municipales de su zona, puede criar algunos animales; la mejor forma de comenzar es
hacerlo con gallinas que el proporcionarán huevos regularmente.

10) NO SIEMPRE LO MÁS BARATO ES LO MÁS ECONÓMICO, como solían decir nuestras
abuelas “lo barato sale caro” y esto es cierto cuando compramos mucha cantidad de
un producto de baja calidad, que finalmente desecharemos.
Lo más caro tampoco es lo mejor y por eso debemos planificar nuestras compras
eligiendo aquello que nos gusta, conociendo nuevos productos seleccionándolos por
su calidad, anteponiendo los más naturales a los elaborados, evitando los que estén
especialmente publicitados (el costo de la publicidad repercute directamente en el
valor del producto).
Recuerde que es mejor comprar un buen aceite de oliva y consumirlo en pequeñas cantidades
que un aceite mediocre que resaltará menos el sabor de los alimentos y tendrá menos
beneficios para la salud.
Llevar una contabilidad básica con nuestros gastos semanales en alimentos nos permite
mejorar nuestra alimentación, nuestra salud y finalmente ahorrar.