Cualquiera que tenga hijos o que haya visto a padres lidiando con hijos
conoce todos los trucos que se hacen para que los menores se coman sus
verduras, sus frutas y tomen su leche en lugar de tanto alimento frito y
azucarado y bebidas gaseosas, sobre todo si están en un restaurante de comida
rápida.
Frente al creciente problema mundial de la obesidad en la niñez, la
industria de comida rápida y muchos otros restaurantes ofrecen opciones como
delgadas rebanadas de manzana en lugar de papas fritas, pero cuesta mucho
convencer a una criatura que seleccione la primera.
Pues bien, investigadores de la Universidad de Cornell, en Estados
Unidos, obtuvieron resultados positivos cuando pusieron a una muestra de niños
a considerar qué comerían sus superhéroes o personajes favoritos antes de
servirle sus almuerzos.
La teoría es que con solo poner a los menores a pensar en la dieta de
personajes admirables eso activaría asociaciones positivas hacia decisiones
saludables en el comer y que, cuando se les presentara la opción de rebanadas
de manzana o papas fritas, escogerían la primera.
Los resultados del estudio confirmaron la teoría y podría influir en
cómo la industria de los alimentos promociona sus productos a los niños.
Neofobia alimenticia
El experimento lo lideró el profesor Brian Wansink, director del
Laboratorio de Alimentos y Marcas de la Universidad de Cornell, con 22 niños
entre los 6 y 10 años durante varios días consecutivos en un campamento de
veraneo.
Antes de ciertos almuerzos se les presentaban 12 fotos de personajes
reales o ficticios y se les hacía una simple pregunta: "¿Qué pediría esta
persona, manzanas o papas fritas?"
Después de ese ejercicio, a la hora de hacer su propia selección, 45% de
los niños pidieron acompañar sus almuerzos con manzanas, comparado a solo 9%
que escogieron la fruta cuando no se les mostraron las fotos.
Las manzanas representan una ingestión de 37 calorías, mientras que las
papas fritas aportan 227 calorías. "Con que coman una vez a la semana
comida rápida, si cambian de papas fritas a manzanas, estaríamos ahorrándole a
los niños un aumento de un kilo y medio al año", argumentó Brian Wansink.
No obstante, el doctor Wansink señala que no es tan fácil hacer que un
niño escoja la comida más saludable. "Si un padre le dice al hijo 'cómete
las manzanas', va a hacer todo lo contrario".
El investigador señala que tanto niños como adultos tienen la tendencia
a comer, por defecto, lo que hayan comido antes.
"Es lo que se llama neofobia alimenticia: no comen comida que no
les es familiar", explicó a BBC Mundo.
El fenómeno se manifiesta con todo tipo de comida, tanto saludable como
no. "El niño que tome avena todas las mañanas, querrá siempre eso al
desayuno. El que coma brócoli en la noche, es lo que querrá de cena. Si come
fritas, pues, pide fritas", comentó.
"Buscamos interrumpir lo que automáticamente quisieran comer y que
consideren otras opciones diferentes de una manera en que no hayan pensado
antes".
Comida divertida
Esa sugestión la hacen no preguntando al menor lo que sería su selección
habitual, sino que consideren lo que un personaje ejemplar comería. Al hacerlo,
el menor empieza a considerar qué sería el alimento más apropiado y escogen
siguiendo esa línea de pensamiento.
"Hasta los niños más pequeños tienen una noción de que lo que es
bueno para la salud no es necesariamente lo que les apetece".
El secreto, dice el doctor Wansink, está en dejar que los niños asocien
la comida con lo positivo, hacerla divertida. Señala que en los años 30, cuando
la caricatura Popeye era muy popular, se hizo una encuesta donde los niños
dijeron que el helado era su comida favorita pero su segunda preferencia era la
espinaca. Popeye vencía a los villanos de la caricatura cuando consumía una
lata de espinacas.
Esa manera de pensar no se limita a los menores. El académico dice que
su laboratorio sigue la misma estrategia cuando trabajan con adultos que están
a dieta.
"Cuando les presentamos la opción de pan o ensalada, les pedimos
que piensen en alguien que ellos admiran y que se imaginen lo que
comerían", expresó. "Eso les sirve en el momento de tomar mejores
decisiones en su alimentación".
Acuerdos promocionales
Con el trajín de la vida moderna es difícil seguir una dieta balanceada
para uno mismo y para sus hijos al tiempo que se intenta mantenerlos alejados
de las opciones menos saludables.
En hogares donde los padres trabajan, la preparación de la comida se vuelve
una carga más y algunas veces deciden no complicar el menú con la preparación
adicional de verduras y ensaladas. O, lo que es más fácil, salen a un
restaurante de comidas rápidas.
Como muchas marcas de comida rápida firman acuerdos con la industria del
cine y la televisión, para que sus productos aparezcan en pantalla mientras
fotos, afiches y figurillas de los personajes de las películas se distribuyen
en los restaurantes, el doctor Wansink le planteó a la empresa McDonalds que
esa asociación la hicieran en torno a la promoción de comida saludable.
"Cuando tengan uno de esos acuerdos promocionales podrían mostrar
al héroe de la película con una manzana en la mano o un vaso de leche",
propuso.
Sorprendentemente, la reacción de la compañía fue positiva y estudiarían
la propuesta.
"A esa industria no le importa lo que coman los niños, lo que les
importa es que coman en sus restaurantes y no en los de la competencia",
afirmó Brian Wansink.
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