Un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York (Búfalo, EEUU) estudió a niños y adolescentes con edades entre 9 y 15 años, con resultados que sugieren que todos los chicos, independientemente del peso, comen más cuando lo hacen junto a un amigo que cuando están delante de un par desconocido. También se observó que la ingesta calórica es mayor cuando un niño con sobrepeso come junto a un amigo con el mismo problema ponderal.
Los resultados, publicados en la revista “American Journal of Clinical Nutrition”, destacan el papel de la influencia del entorno social sobre la cantidad de comida que ingieren.
Este patrón de conducta, en referencia al aumento de la ingesta calórica en presencia de amigos, no es exclusivo de niños y adolescentes. Esto mismo se había identificado en los adultos, dado que las personas son más cuidadosas frente a desconocidos y los amigos son más permisivos u otorgan ciertas licencias que permiten mayores desarreglos.
Otro dato importante que se rescató del estudio es que los niños sin sobrepeso consumieron un valor estable de calorías al compartir una comida con un amigo, independientemente del peso de este último.
Todos estos hallazgos sugieren que los hábitos alimentarios de los niños y los adolescentes dependen en gran medida de su redes sociales. Estos conocimientos podrían fortalecer el pensamiento que al ayudar a un niño, indirectamente se estaría influenciando positivamente a su núcleo de amigos
Fuente: Revista American Journal of Clinical Nutrition.
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