martes, 9 de agosto de 2011

COMER MÁS SANO NO ES COMER MÁS CARO


La clave de una buena alimentación reside en conjugar numerosos factores entre los que están
la elección de alimentos saludables, que estos estén disponibles, que satisfagan nuestras
necesidades psicosociales y culturales, y que su precio sea acorde a las posibilidades
económicas del consumidor.

Para cumplir con este último debemos crear hábitos de consumo racionales y no compulsivos,
que llevarán consigo un ahorro sustancial del gasto dedicado a la compra de alimentos.

A continuación se detallan algunos puntos para cumplir nuestro objetivo: lograr una
alimentación saludable al menor precio posible.

1) TENER UNA ALACENA COMPLETA CON PRODUCTOS NO PERECEDEROS que nos faciliten
la tarea diaria a la hora de cocinar. En la misma no deben faltar arroz, fideos de
diferentes clases, azúcar, harina, especias variadas, polenta, galletas, yerba y/o te,
aceite, latas de conserva de tomate, arvejas y choclo, y pescados enlatados (jurel,
atún, caballa o sardinas).
Al momento de la compra debemos aprovechar las ofertas para reponer los alimentos
no perecederos que pueden encontrarse con rebajas de hasta el 30%. Aún cuando los
enlatados y conservas suelen contar con más de 6 meses de vida útil, es recomendable
observar siempre las fechas de caducidad para evitar sorpresas.
El orden y la organización en la alacena es esencial si queremos aprovechar los
alimentos en ella; lo peor para nuestro bolsillo es tirar los que se han vencido por ser
desordenados.
Además debemos contar con un lugar seco, fresco y oscuro para almacenar las
verduras más resistentes como la papa, batata, cebollas, ajo y zapallo.
Si disponemos de una despensa completa y organizada podremos preparar comidas
más económicas y muy variadas.

2) NO COMPRAR ALIMENTOS PREPARADOS, aún cuando ahorramos tiempo en la cocina
ya que suelen tener un costo muy elevado en relación a los ingredientes que los
componen. Por ejemplo, las salsas enlatadas en sus distintos sabores solamente nos
sirven para una comida específica como pastas con “fileto”. Si en cambio compramos
una lata de conserva de tomate o un puré de tomates en tetrabrik, las opciones son
múltiples con agregar unos pocos ingredientes extra. Así se obtienen opciones como:
salsa fileto, portuguesa, bolognesa, con albahaca, para pizzas, con ajo, entre otras.
Lo mismo ocurre en el caso de las pizzas congeladas que pueden ser reemplazadas por
una prepizza o una pizza casera a la que le agregamos los ingredientes que elijamos y
tengamos disponibles.
De esta manera ahorramos dinero, contamos con los ingredientes necesarios para las
más variadas comidas y únicamente invertimos unos minutos más en la cocina.

3) COMER FUERA DE CASA solo en ocasiones especiales. La comida es un acto social que
nos permite aprovechar el momento para el encuentro y diálogo con otros. Compartir
los alimentos con otros ha sido -a lo largo de la historia- una actividad humana con
múltiples significados. Uno de ellos es el de dar y recibir afectos, sentirse valiosos para
los demás y encontrar otra manera de comunicarse.
Pero por qué no encontrarnos para tomar un café antes o después de una comida
casera, o tomar un helado con amigos. Solo nos costará una fracción del precio de una
cena completa fuera de casa y será igual de divertido.

4) LOS ENVASES TÉRMICOS son una gran solución al momento de las comidas en el
horario de trabajo ya que es comida casera más económica que la comprada en un
local, fue preparada a nuestro gusto y evitamos desechar los sobrantes de la cena del
día anterior.
A la hora del almuerzo existen muchas opciones para llevar desde nuestra casa y más
aún si contamos con una heladera y/o un microondas en nuestro lugar de trabajo.
Cuando no pudimos preveer la comida durante el día anterior, es prudente buscar
locales cercanos a colegios o universidades; suelen ofrecer menús más económicos y la
rotación de los mismos es elevada.

5) ORGANIZARSE AL MOMENTO DE COCINAR y aprovechar la ocasión para preparar
varios platos al mismo tiempo que nos facilitarán la tarea semanal. Por ejemplo
preparar una mayor cantidad de salsa de tomates con verduras que podremos
acompañar con alguna carne, fideos, pastas rellenas, arroz blanco, albóndigas o
milanesas, entre otras. De la misma forma los fideos del almuerzo del sábado pueden
saltearse con huevo para la cena del día domingo.
No siempre es conveniente cocinar en exceso aunque en ocasiones una porción extra
en alguna comida nos servirá como acompañamiento al día siguiente.

6) APROVECHAR LOS ALIMENTOS AL MÁXIMO al momento de la compra y de la cocina.
Algunas ideas sencillas son comprar las remolachas con sus hojas y cocinar estas
últimas junto con acelga y/o espinaca para preparar tartas, budines y croquetas;
aprovechar los tallos verdes del puerro y la cebolla de verdeo para revueltos de
verduras o guisos; utilizar las frutas que están muy maduras para preparar licuados,
compotas y purés antes de desecharlas; preparar nuevos platos con las sobras de otros
que resultarán tan nutritivos como los originales (croquetas, tortillas, salpicones,
ensaladas, rellenos, sándwiches, etc.)

7) EL FREEZER COMO ALIADO, nos permite congelar los restos de comida preparada
logrando un ahorro nada despreciable y tener comida para salir de un apuro. Además
podemos preparar cantidades extra de algunas comidas con el objetivo de congelarlas
pudiendo ser cocinadas varias semanas después (milanesas, empanadas, tartas).
Aún así debemos llevar un estricto control sobre las fechas de congelado y de
posterior vencimiento para no derrochar comida congelada. Es conveniente etiquetar
las bolsas y envases para freezer con las fechas correspondientes.

8) APRENDER A COCINAR Y DESARROLLAR LA INVENTIVA
El mejorar nuestras técnicas de cocina aumenta el rendimiento de lo que preparamos y evita derroches innecesarios. Como primer paso podemos buscar nuevas recetas en revistas, libros y páginas de internet que incluya alimentos económicos; con el tiempo podremos
desarrollar nuestras propias ideas.

9) “VOLVER A LAS RAÍCES”, si usted cuenta con un espacio de tierra en el patio de su casa
puede comenzar su propia huerta que lo abastecerá de distintos productos durante
todo el año. Si además cuenta con suficiente espacio y lo permiten las normas
municipales de su zona, puede criar algunos animales; la mejor forma de comenzar es
hacerlo con gallinas que el proporcionarán huevos regularmente.

10) NO SIEMPRE LO MÁS BARATO ES LO MÁS ECONÓMICO, como solían decir nuestras
abuelas “lo barato sale caro” y esto es cierto cuando compramos mucha cantidad de
un producto de baja calidad, que finalmente desecharemos.
Lo más caro tampoco es lo mejor y por eso debemos planificar nuestras compras
eligiendo aquello que nos gusta, conociendo nuevos productos seleccionándolos por
su calidad, anteponiendo los más naturales a los elaborados, evitando los que estén
especialmente publicitados (el costo de la publicidad repercute directamente en el
valor del producto).
Recuerde que es mejor comprar un buen aceite de oliva y consumirlo en pequeñas cantidades
que un aceite mediocre que resaltará menos el sabor de los alimentos y tendrá menos
beneficios para la salud.
Llevar una contabilidad básica con nuestros gastos semanales en alimentos nos permite
mejorar nuestra alimentación, nuestra salud y finalmente ahorrar.

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