Hoy en día, el azúcar parece estar en todas partes, o al menos en todo lo que nos parece rico: tortas, caramelos, helados, golosinas y gaseosas, entre otros productos dulces. Para quienes tienen problemas de peso, esto puede convertirse en una pesadilla, ya que el azúcar es una de las principales fuentes de “calorías vacías”, es decir que aporta energía en forma de calorías, pero pocos nutrientes esenciales, razón por la cual ha sido señalada por muchos especialistas como uno de los principales factores responsables de la epidemia de obesidad. También el azúcar resulta inconveniente para las personas con diabetes o con triglicéridos altos.
Debido a esto, desde hace décadas, la industria alimentaria ha intentado encontrar una alternativa que permita reducir las calorías sin tener que renunciar al sabor.
Los endulzantes artificiales o edulcorantes son productos químicos que pueden ser entre 50 y 600 veces más endulzantes que el azúcar, aportan muy pocas o ninguna caloría y permite satisfacer las ganas de comer algo dulce sin atentar contra la dieta. Gracias a esto, han ganado gran aceptación entre los consumidores que los utilizan en reemplazo del azúcar de mesa y en productos light como yogures, postres, gaseosas, golosinas, productos horneados, entre otros.
Las bondades de los edulcorantes, sin embargo, fueron opacadas por una polémica reciente, cuando en distintos medios de comunicación y más informalmente a través de Internet comenzó a difundirse la sospecha de que productos como la sacarina, el ciclamato y el aspartamo provocaban cáncer. Pero, ¿qué hay de cierto en esta afirmación?
La controversia por el cáncer
Al igual que lo que ocurre con los medicamentos, antes de ser aprobados para la venta, los productos industriales relacionados con la alimentación deben pasar por una larga y exahustiva etapa de evaluación. Los edulcorantes artificiales no han sido la excepción, y en algunos casos, como el del ciclamato, han sido estudiados en más de 100 estudios clínicos, según
Sin embargo, las sospechas contra los edulcorantes comenzaron a surgir cuando se dieron a conocer una serie de estudios de laboratorio realizados en ratas, de acuerdo a los cuales el ciclamato, en combinación con sacarina, podía ser causa de cáncer de vesícula. Desde entonces, estudios similares relacionaron al ciclamato y el aspartamo con distintos tipos de cánceres en animales de laboratorio.
¿Cómo es posible, entonces, que los edulcorantes sean considerados seguros para la salud? Lo que sucede es que las investigaciones que hallaron relaciones entre cáncer y distintos edulcorantes se han realizado únicamente en animales de laboratorio y con dosis muy superiores a las que pueden consumir las personas en alimentos y bebidas, en algunos casos, de hasta 100 veces por encima del consumo promedio. En otras palabras, no existe en la actualidad ninguna evidencia científica de que los edulcorantes disponibles en el mercado produzcan cáncer en seres humanos.
La afirmación de que los edulcorantes provocan cáncer sólo puede aplicarse a animales de laboratorio, a partir de dosis muy superiores a las que consumen los seres humanos. |
Sacarina: Estudios en ratas durante la década de 1970 vincularon a la sacarina con el desarrollo de cáncer de vesícula. Por esta razón, el Congreso de los Estados Unidos exigió que se realizaran más estudios y que la sacarina llevara el siguiente mensaje: “Este producto contiene sacarina, una sustancia que, según se ha determinado, provoca cáncer en animales de laboratorio”. Estudios subsiguientes en ratas mostraron una mayor incidencia de cáncer de vesícula en altas dosis de consumo de sacarina. Sin embargo, desde entonces se realizaron más de 30 estudios en seres humanos, sin que se hallara evidencia de su relación con el cáncer.
De acuerdo al National Cancer Institute, una de las principales organizaciones de investigación y lucha contra el cáncer, los tumores de vesícula desarrollados en ratas están asociados a mecanismos que no son relevantes en los seres humanos; esto significa que los estudios que se ocupan de examinar cómo actúa la sacarina en el cuerpo han mostrado que estos resultados se aplican sólo a las ratas.
Aspartamo: En 1996 se conoció en los Estados Unidos un reporte que sugería que el aumento en la incidencia de tumores cerebrales entre 1975 y 1992 podría estar asociado con la aparición del edulcorante en el mercado. Sin embargo, un análisis estadístico mostró que la incidencia de cánceres cerebrales o del sistema nervioso central comenzó a aumentar 8 años antes de la aparición del aspartamo, y que se desarrollaron principalmente en personas mayores de 70 años, una población que no estuvo expuesta a altas dosis de aspartamo desde su introducción en el mercado.
Más recientemente, el estudio “NIHAARP Diet and Health Study”, de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, realizado sobre medio millón de jubilados concluyó que el aumento del consumo de bebidas con aspartamo, como algunas gaseosas light, no estuvo relacionada con el desarrollo de cáncer.
El aspartamo sí está contraindicado para personas con fenilcetonuria, una enfermedad hereditaria poco frecuente caracterizada por la ausencia de la enzima responsable de la descomposición del aminoácido esencial fenilalanina.
Ciclamato:También en el caso de este edulcorante se realizaron estudios en ratas que sugerían que podría aumentar el riesgo de cáncer de vesícula. Por esta razón,
Acesulfame K, sucralosa y neotamo: No existen evidencias que relacionen a estos edulcorantes con el cáncer u otro efecto perjudicial para la salud.
Cantidades recomendadas
A muchos alimentos se les agregan a través de procesos industriales sustancias para preservarlos o mejorar sus propiedades. Las autoridades sanitarias establecen los niveles máximos de esos aditivos que pueden ser incorporados a un producto y la cantidad máxima que una persona puede consumir sin poner en riesgo la salud (ingesta diaria admisible).
Esto significa que, independientemente de que no haya una relación entre edulcorantes y cáncer en seres humanos, su consumo, al igual que el de cualquier producto con aditivos, no debe ser excesivo.
La ingesta diaria admisible (IDA) depende del aditivo y del peso de cada persona.
Tipo de edulcorante | IDA (miligramos/día/ kg. de peso corporal) | IDA para una persona de |
Aspartamo | 40 | 2800 |
Ciclamato | 11 | 770 |
Acesulfame K | 15 | 1050 |
Sacarina | 5 | 350 |
Una de las fuentes más importantes de edulcorantes no nutritivos en la alimentación actual son las gaseosas o jugos light. Por ejemplo, un vaso de una gaseosa light de primera marca tiene 24 mg de aspartamo y 16 de acesulfame K, mientras que la ingesta máxima admisible por día de esos edulcorantes es de 2800 y 1050 respectivamente, para una persona de 70 kilos de peso. Esto significa que las cantidades que consume un adulto promedio son inferiores al límite permitido.
Aunque no provocan cáncer, el consumo de edulcorantes, como el de cualquier aditivo, debe ser moderado. |
Bebida (1 vaso 200 ml) | Edulcorante | Contenido (mg) | IDA para una persona de | IDA para una niño de |
1 vaso gaseosa cola light primera marca | Aspartamo | 48-70 | 2800 (40 vasos) | 800 |
Acesulfame K | 9-16 | 1050 | 300 | |
1 vaso gaseosa cola light segunda marca | Ciclamato | 480 | 770 (1,5 vasos) | 220 |
Sacarina | 78 | 350 | 100 | |
Jugo de naranja (2da marca) | Ciclamato | 190 | 770 | 220 |
Sacarina | 36 | 350 | 100 | |
Jugo naranja en polvo (opción 1) | Ciclamato | 80 | 770 | 220 |
Sacarina | 20 | 350 | 100 | |
Jugo naranja en polvo (opción 2) | Aspartamo | 60 | 2800 | 800 |
Acesulfame K | 14 | 1050 | 300 |
Más allá de que no existe una relación demostrada con el cáncer, los niños pequeños o personas de bajo peso deben tener especial precaución pues algunos productos disponibles en el mercado como gaseosas de segundas marcas tienen una alta concentración de edulcorantes, lo que hace que sólo se deba consumir en baja cantidad.
Algunas bebidas de segunda línea tienen mayor concentración de edulcorantes y resulta más fácil excederse de las cantidades recomendadas, especialmente en niños. |
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